Se ha puesto de moda ser vegano, un estilo de vida que a priori puede ser muy sano, pero lo cierto es que, como todo, hay que hacerlo con cabeza.
Si nos lanzamos a realizar un cambio alimenticio sin ninguna supervisión profesional o información veraz, más que veganos nos habremos convertido en unos auténticos “primaveras”.
Al llevar una alimentación basada solamente en vegetales, cereales, legumbres, semillas, frutas y frutos secos eliminando todos los productos de origen animal, existirán unas deficiencias nutricionales a tener en cuenta para poder suplementar la alimentación vegana.
Las diferentes deficiencias pueden llegar a provocar unas alteraciones en las analíticas de sangre, que si no se le pone remedio inmediato, puede provocar grandes problemas o lesiones, y es que después de todo, el ser humano sigue siendo omnívoro por más que se quiera cambiar.
Déficits que pueden aparecer:
Hierro. El hierro de origen vegetal se asimila peor que el de origen animal y el déficit puede dar lugar a una anemia ferropénica.
Vitamina B12. Aunque se puede encontrar también en cereales, puede haber un déficit por ingerir poca cantidad. Esto da lugar a una anemia perniciosa, provocando alteraciones en los glóbulos rojos y en el metabolismo de las proteínas. Es esencial en el funcionamiento del cerebro y del sistema nervioso.
Vitamina D. Es una vitamina liposoluble que se encuentra en pescados, hígado, huevo y lácteos, osea, todo aquello que no come un vegano. Puede dar lugar a debilidad muscular, dolores, descalcificación de huesos y posteriores fracturas. Esta se puede suplementar tomando el sol diariamente.
Omega 3. Se puede encontrar en mayor cantidad en los pescados azules, y en menor cantidad en aceites de oliva, nueces o lino, pero estos últimos son más ricos en omega 6. Es esencial para un buen equilibrio con el colesterol y en la salud cardiovascular.
Iodo. Es un mineral esencial para evitar el bocio. Normalmente lo obtenemos de los pescados. Hoy en día se podría suplementar perfectamente con sal yodada o algas.
Zinc. La absorción del zinc de origen vegetal se absorbe mucho peor que el de origen animal, por lo que no deberá ser olvidado a la hora de suplementarlo ya que es fundamental en el buen funcionamiento del sistema inmunológico.
Desnutrición. Las proteínas son las más sacrificadas en este tipo de alimentación. No podremos obtener proteínas de alto valor biológico con todos los aminoácidos esenciales que necesita nuestro organismo ya que estos sólo se pueden encontrar en las carnes, pescados y huevos.
Por mucha idea que se tenga de ser vegano y por mucho que se quiera llevar este estilo de vida, nunca estará justificado que un bebé deje de tomar leche materna, de fórmula o alimentación complementaria. Está totalmente desaconsejado.
Los primeros 6 meses de vida un bebé debe alimentarse exclusivamente de leche materna o fórmula y extenderlo hasta los 2 años de edad en conjunto con otros alimentos que se vayan incluyendo en la dieta diaria manteniendo un equilibrio, evitando la sal y el azúcar de su alimentación.
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